Arquitectura
Llegué a la arquitectura de la mano de mi padre albañil. De niño, a falta de dinero y de planes vacacionales, el viejo me llevaba a «la obra» y allí mis vacaciones se reducían a mirar los trabaojs de obra o enderezar puntillas.
Tras esa experiencia no es de extrañar que entrase a estudiar en la escuela de arquitectura y que haya dedicado desde entonces mi vida a este arte