Barroco en Sicilia
Una vez más estamos en la carretera. Tengo la impresión de que a medida que avanzamos hacia el este, el país se vuelve más europeo, más moderno, más civilizado. Nuestro próximo destino es la ciudad de Noto, también conocida como la capital del Barroco y la verdadera razón que me trajo a Sicilia.
He leido de que en 1693, precisamente en la época dorada del barroco, un terremoto sacudió varias ciudades de esta parte de la isla. Tras este suceso, el barroco dejó de ser un estilo decorativo para los edificios antiguos, como vimos en Palermo, para dar paso a edificios concebidos totalmente en el nuevo estilo.
En nuestro paso por Caltagirone, ya son visibles los primeros signos del cambio: una escalinata monumental y un par de pequeñas iglesias cuyas cúpulas sobresalen de la ciudad medieval. Luego, en Ragusa Ibla nos detuvimos a comer y no pude resistir la tentación de explorar el pequeño casco antiguo. Y allí, en la calle principal, encontramos un uso más prolífico del barroco. Como un presagio de lo que puede esperarnos en la ciudad de Noto.