Acuérdate de abril.
Hace veintiún años y un día aterricé en el aeropuerto de Berlín bajo un cielo nublado como hoy. Lo había olvidado, tan ocupado como estaba en mi estreno, al fin, en una oficina de arquitectura seria, en un equipo serio que tiene a su cargo un proyecto serio de un edificio de 35 plantas a construir en el East side Gallery, un barrio muy serio de Berlín.
He gugleado tanto esta semana para ponerme al día, que probablemente los de Google me envíen una factura. Imaginen mi cara cuando me dijeron que usamos elevadores de dos pisos. Probablemente los de Google se hayan enterado al mismo tiempo que yo. Por ahí van los tiros.
Dream job, en el que no se habla de normas DIN, pero exige a cambio empujar los límites hasta que tú mismo te preguntas si esto que acabas de proponer se puede hacer, tus colegas responden con un «ok» y tú que no tienes a quien preguntar, ni siquiera a los de gugel, pones cara de «al carajo, palante que el golpe avisa».
Absorto en estos menesteres y en aprender a usar el inodoro eléctrico con mando a distancia de la oficina olvidé que estamos en abril y quien les habla cumple otro año en «este gran país»*.
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* Con perdón de quienes viven en «el gran país».