Cubanos en Berlín, Postdamerplatz
El viento frío me golpeó el rostro a la salida de la estación del metro y me hizo dudar. O quizás haya sido el policía que llevamos dentro el que en un último esfuerzo me hizo dar varias vueltas antes de pisar Postdamerplatz. No sé cómo pasó, no me pregunten; estoy en el encuentro de cubanos en Berlín. He venido.
Puede ser que la máscara anti Covid haya ayudado o la docena de mujeres de la isla confabuladas para recordarme la belleza criolla femenina. Nunca había coincidido en tan poco espacio con más de 10 cubanos desde que salí del avión que me trajo de la isla. Pero allí estuve.
Postdamerplatz es un lugar grande. Pero no tanto como la línea que la atraviesa marcando la división que una vez dividió esta ciudad. No fue intencional, pero aunque ya hace tiempo que esas fronteras desaparecieron, nuestro encuentro transcurrió técnicamente en el Berlín occidental.
Yo me había dado de baja de la cosa Cuba, lo he dicho claramente y por eso todavía no consigo ordenar en mi cabeza el por qué estuve allí. Ni idea. No me interesa llegar a una conclusión, tampoco que me devuelvan la cuota de amor que le he perdido.
Fuimos en total unos cincuenta más o menos. ¿Cincuenta? ¿Tú sabes cuantos cubanos debe haber en Berlín? ¿Y cuantos en Alemania? ¡Y en Europa y regados por el mundo! Estamos muy jodidos o yo veo el vaso medio vacío y una Postdamerplatzt más vacía cuando deberíamos haberla desbordado. Los seres cubanos, tan ocupadosestán en conseguir y enviar dinero a su famillia, o reconocer que Cuba no está bien.
Por eso aunque estuve allí y oi vivas y canciones, solo me emocioné; de veras me emocioné la organizadora tomó el micrófono y en idioma alemán dió gracias a la policía de Berlín que estuvo allí para garantizar el orden y pidió además que ojalá un día no muy lejano tuviésemos en Cuba un cuerpo policial tan profesional que nos tratase con ese mismo respeto que esos gigantes de alma noble. Pero ya esto último es más difícil.
No sé por qué mis pasos me han traído al encuentro de cubanos en Berlín, pero quizás sea el principio de muchas cosas e incluso mi retorno. Nunca había coincidido en poco espacio con más de 10 cubanos desde que salí del avión que me trajo de la isla.