Con Ñ de España.

Si cuando aun vivía en Cuba tuviese que haber escogido el ser humano que más admiraba en el mundo no lo habría pensado dos veces: Cristóbal Colón.

De niño leí muchas historias de los grandes navegantes del siglo XV. Me leí la mar de libros de marineros, piratas, navegantes. Todo lo que oliese a mar. En mi imaginación infantil, La Pinta, La Niña y La Santa María y todos los galeones eran barcos del tamaño de los transatlánticos modernos, aunque sin aire acondicionado.

Pero cuando visité las réplicas de las embarcaciones en España y me percaté que esa gente atravesaron el océano en tres barquichuelos de dimensiones ínfimas, mi admiración alcanzó dimensiones mayores.
Colón, entusiasmado con la idea de darle la vuelta a la tierra, no tenía la menor idea de los peligros que afrontaba. No podía tenerlos, claro está. Si además, hubiese tenido la oportunidad de consultar el parte del tiempo, como lo hacemos hoy en día, se habría horrorizado al saber que partió y llegó a su destino justo en el pico de la temporada de huracanes. En un barco como ese no tenía posibilidades de sobrevivir un huracán. Colón, América estaba pa’ ti.

Mis respetos al almirante. Gracias por la historia y entre otras cosas, gracias a él llevo apellido Muñoz, con Ñ de España, coño!