Trend K
¿Necesitas alabar tu ego con cientos de reacciones y comentarios en un post?
Sube a tus redes una foto de la Torre K acompañado de adjetivos como «Imponente, bello, magnífico». Da igual si usted mismo lo cree o no, si sabe o no de lo que está hablando. Lo importante para estas pobres almas es acaparar ese minuto de fama usando el principio de «da igual si hablan mal o bien, lo importante es que hablen».
No recuerdo ninguna obra arquitectónica cubana que haya tenido tal repercusión. Su tamaño y su absurdo carácter faraónico lo han puesto en el centro del fuego amigo y enemigo. Este edificio es a la arquitectura como el reggaetón es a la música cubana. No es el interés en la ciudad, o en (el arte de) la arquitectura lo que lo trae una y otra vez. Así como el reggaetón se impone por su volumen, esta obra anónima (literalmente. Nadie sabe el nombre del autor), solo tiene tamaño. Además de ser el edificio más alto de Cuba, no hay otra cosa positiva que lo convierta en hito.
Lo triste del caso es que en Cuba tenemos muchas obras arquitectónicas bellas y muy bien logradas, obras que están en libros de arquitectura de todo el mundo, obras de las que daría gusto hablar, pero han pasado inadvertidas para el ¿gran público?
¿Por qué no hablar de La Casa de la Cultura de Velazco, La casa de los cosmonautas de Varadero o la Biblioteca de 100 y 51 en Marianao, por poner un par de ejemplos más allá de las inacabadas escuelas de arte de Cubanacán? Obras que a pesar de tener 50 o más años de construidas sobrepasan con creces al gavetero gigante que han levantado en medio de La Habana.
Pero esto no lo saben aquellos que buscando reacciones y comentarios en sus posts suben una y otra vez fotos de un edificio que solo da pena. Espero algún día leer un post fundamentado acerca de este edificio. Pero ya lo dije antes, nadie quiere asumir la paternidad en ese parto.