Verbos políticamente incorrectos

Verbos políticamente incorrectos

Tengo una hora para gastar en el bus. Debo apurarme.

He leído una queja acerca de la complejidad del idioma español . Dice su autor que el español puede llegar a tener tres verbos en una oración y el alumno de alemán que llevo dentro de mi luchando con esta jerigonza casi salta por la ventana del bus.

¿Tres verbos dice?
Ich hätte das Honigglas nicht auslecken dürfen
(No debería haber lamido el tarro de miel)

Fácil en cualquier idioma. ¿No?

¿¡Tres verbos mucho?! – dice en mi mente el profesor de idiomas que me torturó durante años hasta que comprendió que el alemán está por encima de mi entendimiento.

He aprendido en mi vida español, inglés, PHP, Angular, Java, Javascript y algun que otro lenguaje que seguro ahora olvido. Pero el idioma alemán es otra cosa. Para hablarlo correctamente hay que haberlo chupado del biberón. Tras veinte años mi nivel no es mayor que el de cualquier futbolista yugoslavo en una entrevista para la televisión en Madrid.

Tres verbos dice. Aquí hay cuatro en alemán:

Wir hätten Diaz-Canel nicht hören dürfen sollen als er sagte «die Strasse gehört die Revolutionäre.
(No deberíamos haber escuchado a Díaz-Canel cuando dijo «la calle es de los revolucionarios»)

Y también puedes poner cinco verbos si te apetece:
Er hätte geneigt sein können anzunehmen das Diaz-Canel ein Arschloch ist
(Habría llegado a asumir que Díaz-Canel era un singao)

¿Seis verbos? Quién da más ahora que estamos ganando:
Das Volk der protestieren laufen gelassen werden hätte können, waren satt von Lügen.
(Las personas a las que se les debía haber permitido protestar, estaban hartas de mentiras)

¿Siete verbos? No, siete verbos en una oración no puedo, dice mi cerebro no apto para componer tal «Verben Parade». – Hold my bier– dice mi «deutschlehrer».

Ich hätte das Honigglas nicht auslecken wollen sollen können dürfen müssen mögen.
(No debería haber querido lamer el tarro de miel).

Quien quiera reír y a la vez conocer el daño cerebral que sufrimos quienes nos exponemos a la gramática alemana puede leer la serie de artículos escritos por Mark Twain «The awful German language». El maestro.

Debo decir antes de llegar a mi parada, que delante de mi viaja un polaco. Lo sé porque en su mano lleva un libro cuyo título es una sola palabra, kilométrica, unas veintitantas letras sin pausa, equidistantes marchan por sobre la carátula. Y veo una sola vocal. Una solitaria «i» al principio mismo de la palabra. No hay nada tan malo que no pueda ser peor.

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