Edificio colapsa en La Habana
Veo un vídeo que un edificio colapsa en La Habana. En los comentarios alguien afirma que es un vídeo viejo. Podría ser de hace un año o de ayer. Es una historia que se repite tanto que lo más seguro es veamos imágenes similares mañana. La frecuencia de estos accidentes en La Habana es dramática y necesita una reflexión adecuada.
Soy arquitecto y trataré de dar mi punto de vista desde mi experiencia, que puede o no, ser la de otros colegas.
Los edificios y estructuras no deciden caerse un día. Para llegar a este punto tienen que pasar años o décadas de abandono. Las edificaciones necesitan mantenimiento, como mismo una persona vela por su salud, visita al médico, cuida su dieta o hace ejercisios físicos, los edificios y estructuras, necesitan revisiones constantes para dictaminar su estado de salud y tratar de detectar posibles «enfermedades» al inicio. Puede ser una tupición, una rajadura en las paredes, o la huella temprana del óxido que aparece en los herrajes. Siempre hay que prestar atención a los síntomas por pequeños que sean.
No es difícil entender que mientras más frecuentes e intensivos son la inspección y el mantenimiento que recibe un edificio, más durará su vida útil y menores son los gastos de reparaciones totales , si es que llega el caso.
¿Por qué no se da mantenimiento frecuente a las edificaciones en Cuba?
La respuesta preparada para estos casos suena así como «Cuba es un país pobre, pequeño, asediado por el vil bloqueo imperialista que dura mas de sesenta años…..”
Hoy esa es parte de la verdad, es la respuesta simple, la que nos exonera de toda culpa. Nosotros no tenemos nada que ver con eso, la culpa es de los americanos.
Para que el edificio se caiga hoy, tiene que haber sido abandonado hace décadas. Por allá por los setenta, cuando construiamos escuelas y hospitales como churros, pero nunca gastamos un centavo en remendar una grieta o darle una mano de pintura a un edificio. Una mala planificación que hoy estamos pagando caro.
Por otra parte, si mañana desapareciera el bloqueo americano y por arte de magia la economía cubana alcanzará los niveles de Japón pasado mañana, seguiríamos viendo como uno tras otros un edificio colapsa en La Habana. Porque además de un problema económico, está situación tiene orígenes en el planteamiento de la problema
En la década de los 60 el estado cubano nacionalizó todas las estructuras y edificaciones del país. En ese momento el estado se echó encima una carga que no podía asumir. Y no me entiendan mal, no lo puede asumir el gobierno de ningún país. No lo puede USA, no lo puede Alemania donde las edificaciones se cuentan por millones. El valor del fondo construido de una nación de economía sana puede rebasar con creces el PIB de un año. Por tanto es matemáticamente imposible para un estado dedique el 30%, el 20% o el 10% del presupuesto nacional para el mantenimiento de edificaciones, mucho menos lo puede el gobierno cubano sin una economía fuerte.
En el momento que el estado nacionalizó el cine, el edificio de apartamentos o el pequeño restaurante la suerte de esas edificaciones estaba echada. Era solo cosa de tiempo hasta que este colapsara por falta de mantenimiento. Como toda medida populista siempre se sabe el qué pero no el cómo, se sabe como empiezan y desgraciadamente hoy sabemos cómo terminan.
¿Cómo se hace en el mundo entero?
Lo que es de todos termina siempre siendo de nadie. Una edificación necesita un dueño que dedique su tiempo y parte de su presupuesto a mantenimiento a la edificación. Ese dinero sale de su propio trabajo, de los fondos de una organización o del aporte de sus inquilinos a través de la renta. Pero en ningún caso sale del presupuesto nacional. Pueden darse ejemplos puntuales en que un estado construya viviendas para personas de bajos ingresos, barrios obreros o algún otro programa, pero esto es una excepción, no la regla.
En muchos países los estados a su vez estimulan el mantenimiento del fondo construido de la nación al liberar al dueño de parte del pago de impuestos si asume mantenimientos o incluso si aplica técnicas que cuiden él medio ambiente por ejemplo el uso de paneles solares o el aislamiento térmico en fachadas.
Como enfrentar esta situación.
La única solución posible es descentralizar la propiedad y con ello liberar al estado de una carga que no puede asumir. No hablo aquí de infraestructura del pais como puentes y autopistas sino de edificaciones de viviendas, cines, tiendas restaurantes, etc. Sea devolviendo estas a sus antiguos dueños, creando empresas y cooperativas o incluso traspasando la propiedad y la responsablidad a los actuales inquilinos.
Todo esto acompañado de la tan nombrada y nunca ejecutada «liberación de las fuerzas productivas» y permitir la creación de empresas constructoras, consultorías de ingeniería y estudios de arquitectura que asuman la función que en sesenta años el estado no ha podido asumir.
¿Y qué dice el estado cubano?
En febrero de 2021, el gobierno cubano publicó una lista de actividades económicas no autorizadas a realizar por cuenta propia. En esa lista figuran las actividades de profesionales de la construcción. Varios colegas en la isla, utilizando los canales establecidos, enviaron cartas donde alertaban de la necesidad de revertir tal medida que conspira contra la salvación de miles de edificaciones en la isla.
Raul Castro en el recién terminado congreso respondió textualmente:
Sin siquiera haber implementado esta importante decisión, se ha demandado el ejercicio privado de algunas profesiones mientras a las demás no se les permite. Parecería que el egoísmo, la codicia y el afán de mayores ingresos provocan en algunos el aliento para desear que se inicie un proceso de privatización que barrería los cimientos y las esencias de la sociedad socialista construida a lo largo de más de seis décadas.
Raúl Castro Ruz
Informe Central al 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba,
17 de abril 2021
Si en algo ha fallado la sociedad socialista en Cuba es en construirse a sí misma.
Salvar La Habana ya es cosa de milagro.
En la facultad de arquitectura, mientras estudiaba, conocí el término de “estática milagrosa”, que se refería a edificaciones en tan mal estado constructivo que técnicamente debían haber colapsado. Sin embargo estaban ahí en pie, sostenidas solo por Dios.
A estas alturas, con tan alto por ciento de edificaciones y estructuras en mal estado que no han visto un mantenimiento desde hace medio siglo o más, esa respuesta es la condena a muerte al fondo construido de la nación. Muchos de esos edificios hoy son insalvables, otros tantos demandan reparaciones capitales tan costosas que no son posibles asumir. Es solo cuestión de tiempo, pero veremos desaparecer cada vez más edificios en los próximos meses y años.
Hace unos días bromeaba en Facebook con que el octavo congreso de los comunistas dejaba solo dos salidas: por aire o por mar, si antes no terminamos bajo los escombros de algún edificio.