¡Al carajo ETECSA!

¡Al carajo ETECSA!
Cuba vive una de las peores crisis económicas de su historia. No se trata de un simple bache: es un colapso total que afecta cada rincón de la sociedad. La educación, la sanidad, el transporte, la alimentación… todo se ha venido abajo. Esta situación no es obra del azar ni de enemigos externos. Es el resultado directo de decisiones erróneas tomadas por un gobierno incapaz de rectificar.
El país se desangra. Más del 18% de la población ha emigrado en los últimos años, sobre todo jóvenes en edad laboral. Cuba no solo atraviesa una crisis económica, sino también una crisis poblacional devastadora. Sin industria, sin agricultura, con el turismo desplomado, el gobierno ha optado por una estrategia desesperada: dolarizar el país.
Una de las medidas más cínicas de esta estrategia ha sido utilizar a los cubanos en el exilio como fuente de ingresos. Servicios básicos dentro de la isla —incluidas las telecomunicaciones— se venden ahora en dólares, con el supuesto objetivo de “garantizar su sostenibilidad”. ¿El resultado? Quien no tenga un familiar en el extranjero que le envíe dólares, está condenado a una vida de carencias extremas: sin comida, sin medicinas, y ahora también, incomunicado.
El 30 de mayo, ETECSA —el monopolio estatal de telecomunicaciones— anunció un aumento de precios sin precedentes. Además, dolarizó más servicios. Ante este abuso, los estudiantes de la Universidad de La Habana han respondido con valentía, suspendiendo su asistencia a clases hasta que se reviertan estas medidas. En una dictadura, esto no es solo un gesto de protesta: es un acto de coraje civil.
Los ciudadanos dentro de la isla están maniatados. Sus posibilidades de éxito sin ayuda externa, con «el presidente» haciendo dd policía Bueno son casi nulas. Pero los cubanos en el exterior sí podemos hacer algo. Sin discursos, pero con acciones.
Es hora de un parón de recargas.
No estamos hablando de alimentos o medicinas. Esto no pone en riesgo la vida de nuestros seres queridos. Esto es un acto concreto de resistencia contra una práctica inmoral: convertir a los exiliados en financistas involuntarios de un régimen que desprecia a quienes se van, pero no duda en ordeñarlos cuando conviene.
Muchos se debaten entre la necesidad de ayudar a su familia y el rechazo al sistema. Pero este no es un dilema moral entre el amor y la política. Es una oportunidad de decir basta a un abuso claro, descarado y sostenido.
Los precios que impone ETECSA son un insulto a la inteligencia. En medio de kas discusiones con los estudiantes sacan una promoción: $65.99 por 25 GB. Eso es diez veces más de lo que se paga en países como Alemania. ¿Hasta cuándo vamos a aceptar que se nos estafe en nombre del amor familiar?
Nadie te está pidiendo que te expongas, que hagas un acto público, ni que grites nada. Solo te pedimos que te unas al parón. No recargues. No pagues. No participes.
Si los jóvenes dentro de Cuba han dado el paso, nosotros también podemos hacerlo. Enviar dinero para recargas telefónicas sería dejarlos solos en esa lucha.
Es la única forma de decirle al régimen que no somos un cajero automático, que no vamos a financiar su fracaso, y que no vamos a pagar más rescates para mantener a nuestras familias como rehenes.
Silenciosamente, sin necesidad de pancartas ni discursos, pero con firmeza y determinación:
Únete al parón de recargas. Y al carajo ETECSA.
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