Ley de protección animal en Cuba

Ley de protección animal en Cuba

Cuba – Ley de protección animal

Desde que he retomado mi blog he recibido muchos pedidos de amistad en Facebook. Gente desde todos los puntos cardinales, la mayoría cubanos de intra y extramuros con los que a través de mi sitio construyo una relación en ambas direcciones. Ellos leen mis historias, algunos ven mis fotos y yo consigo mantenerme al tanto de lo que ocurre en ese universo paralelo que habitamos los nacidos en aquella isla, querámoslo o no.

A veces, durante esa hora que paso en el bus, envío solicitudes a personas con las que comparto muchos amigos en común. Nada nuevo, lo típico de esa plataforma.

Y ha sucedido de todo. Mensajes generosos de personas que me invitan a seguir compartiendo mis experiencias, otros me conminan a ser mi propio jefe o a meterme en el mundo de los Bitcoins, cosas ambas para las que la naturaleza no me concibió, porque si en algo soy malo es como vendedor.

Pero hace días experimenté una de las situaciones más sui generis por así decirlo desde que tengo vida en Internet: el pedido de amistad de una persona practicante de una religión afrocubana. No es la primera persona religiosa que lo hace. De hecho, posiblemente muchos más dentro de mi círculo de amistades facebukianas lo sean, pero eso no es algo a lo que yo entregue especial atención. Pero este caso es especial por hacer digamos que “ostentación” de su creencia.

Como siempre hago miré su perfil, los amigos comunes y finalmente las fotos. Muestra su galería una sucesión de fotos de sacrificios de animales, sangre, plumas y algún que otro hueso cuyo origen no puedo asegurar. Además de toda la parafernalia que se deriva y usa en estos ritos. Un sacrificio tras otro, a cada santo, a cada iniciado, a cada día de la semana. Probablemente mata para matar el aburrimiento.

Fotos muy bien hechas debo decir, enfocadas en mostrar el sufrimiento del animal. La agonía pre mortis que han dado lugar a la frase de “mirar con carnero degollado” y que los italianos un poco más dados a la cosa artística llamaron La pietat. Vamos, un perfil que haría morir de envidia a Jack el destripador

Y todo esto es más absurdo teniendo en cuenta que Facebook te cierra la cuenta por decir «coño tres veces». 

No, no es que sea purista o me haya convertido al mundo vegano. Disfruté la compañía de un perro que mi madre aceptó traer a casa cuando, tras haber presenciado con siete años la matanza de un carnero para la cena de navidad. Quizás ese trauma me ha hecho desarrollar mi amor por los animales.

Los sacrificios religiosos de animales

Estuve varios minutos observando fotografías. Las fotos de las que hablo son macabras hasta el detalle. No solo enfocan el acto religioso y el sufrimiento en vano de un animal sino también las personas sus poses, sus ruegos y sus danzas alrededor de la ofrenda. No pasan inadvertidas tampoco el estado de la habitación, sus colores raídos, las grietas justo donde alguna puntilla oxidada ha comenzado a destruir la pared o el estado calamitoso del techo que caerá, quieranlo o no los orishas.

Viendo aquel ambiente de pobreza me pregunto de qué vale el sacrificio animal. ¿Qué puede esperar de una persona que vive en condiciones extremas de pobreza un iniciado que paga la fortuna que no tiene por un animal en la sección de animales para sacrificio del mercado Único de La Habana -probablemente el único mercado que venda a estas alturas animales para tales menesteres? ¿Dinero, casa, largarse del país? ¿Qué puede ofrecer un padrino que no tiene ni donde caerse muerto?!?

La Cuba futura necesita una ley de protección animal

En verano, cuando las temperaturas suben, tenemos aquí cada año una invasión de abejas. Están en todos lados, en casa, en la calle, en la terraza de los restaurantes. En un picnic hace años, mi hija no reparó cuando una abeja se posó en la cuchara camino a su boca. Y solo cuando gritó de dolor y el labio comenzó a hincharse nos dimos cuenta de lo que había pasado. Desde entonces odio esos bichos dándome vueltas, cosa esta inaceptable en Alemania. En septiembre, cansado de la compañía de uno de estos insectos que me encontró muy dulce, lancé un manotazo al aire y cayó muerta la abeja delante de todos. 

Ay por qué lo habré hecho! Las personas a mi lado me miraron consternados, un par de ellos trataron de aplicarles técnicas de reanimación y casi todos me amenazaron con llamar a la policía. 

Esta escena, que personalmente me parece exagerada, da la idea de por dónde van los tiros en un estado moderno que se preocupa de los animales. No solo porque existen leyes super estrictas sino porque la gente ha interiorizado que los animales merecen también un lugar en el mundo.

No puedo imaginar qué pasaría si a alguien se le ocurre organizar una matanza similar en alemania.

Sacrificios animales con fines religiosos vs. Ley de protección animal en Cuba.

No es mi intención discutir la existencia de Dioses, santos u orishas; pero de lo que sí estoy seguro es que como nación poco favor hemos recibido de ellos. Un país que se cae a pedazos, que cada día es peor que el anterior, cuya única rama exitosa es la de producción de emigrantes tiene que replantearse las cosas desde los cimientos.

Hay muchas cosas que arreglar en Cuba y deshacernos de otras que hemos estado practicando por años pero que no han funcionado. Las filosofías de izquierda y de derechas; las religiones y el ateísmo científico; el parlamento y los ministros, los actos de repudio, el sueño por un futuro mejor y las religiones y sus dioses que nos han dejado llegar hasta aquí en silencio.

Cuba dista de ser el país idílico de cielos libres de nubes y futuro rosado que se vende en los anuncios de turismo. Probablemente, la mayoría de esos turistas se negarían a pisar la mayor de las antillas si conocieran lo frecuentes de estos ritos con sacrificios religiosos de animales.

El gobierno de la Cuba futura, ya que este además de cerebro carece de huevos para hacerlo, deberá necesariamente aprobar y aplicar a rajatabla una estricta ley de protección animal en el país. Y respetarla, claro está

Y, si alguien aún se escuda en la religión para continuar con estos ritos bárbaros, ha de tener huevos  suficientes el gobierno para cargar al iniciado, al padrino, los invitados y toda la parafernalia religiosa y que sigan la ceremonia en la cárcel. Sin animales, claro está.

Por el momento y lo digo sin que me pese; he hecho la primera denuncia en Facebook y le han cerrado la cuenta pal carajo.

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