Corona-ción
Hay cosas para las que una sopa por muy coreana que sea no tienen aplicación. Y una de ellas es el Corona.
Hasta el momento todos los síntomas se reducen a un ligero dolor de garganta y temperaturas de hasta 37,9 grados.
La consecuencia más grave es que me ha sido asignado un rincón de la casa junto al ordenador con la prohibición expresa de cruzar más allá de la puerta de la habitación. Supongo que en caso de emergencia deberé llevar colgado al cuello una campanita para ir anunciando mi presencia.
Al final de mi primer día de coronación había tomado tanto té, miel y jugo de limón en todas las combinaciones posibles que la temperatura se ha estabilizado a 36,5° y tengo ataques muy esporádicos de tos.
El lado positivo del asunto es que he perdido dos kilos en dos días. Always look on the bright side of life!
A pesar de que mi estado no es dramático, existe la prohibición de ir a trabajar por una semana, cosa que habría evitado a toda costa. Pero dado que el estado alemán se toma estas cosas muy en serio, dedicaré mis días a dar largas caminatas bajo el sol tibio de septiembre y poner orden en mi carpeta de historias abandonadas sin terminar.
Así por carambola he logrado el sueño de mi vida: que me paguen por escribir.