Dessau Bauhaus Stadt

Les había prometido que un día recorreríamos los 100 kilómetros que separan Berlín de Dessau Bauhaus Stadt y ayer cumplí la promesa.

Salimos temprano en un tren abarrotado de gente de pelo azul y maquillaje excéntrico camino a un festival de Anime en el Filmpark de Babelsberg. La gente está muy loca. Una vez que esos posesos abandonaron el tren y todo volvió a la normalidad pude dedicar el resto del viaje a explicarle a mis hijos que hace el Bauhaus tan especial.

Al caminante este edificio puede parecerle nada de otro mundo. Pero la cosa cambia cuando te enteras de que en sus casi 100 años de existencia, tiene una historia impresionante.

Comencemos echando una mirada a la acera de enfrente. “Eso” es lo que se construía aquí en este pueblo perdido en la nada hace 100 años. Un edificio como este en aquel momento debió parecerle de muy mal gusto a la gente normalita de un pueblo casi medieval. Pero sobre todo no le gustó a los nazis, tanto que decidieron «demoler algo tan abominable».

El problema es que lo que le sobraba de malo a esos cabrones era nada comparado con su inteligencia. Al llegar aquí y ver interiores tan luminosos, calefacción a partir de radiadores y agua corriente, concluyeron que esto era mejor que las «cuevas» en las que habían pasado toda su vida y decidieron darle una oportunidad. Comenzaron así la tradición socialista (nacional socialistas) de expropiar y quedarse con el edificio que hizo otro. 

Dessau Bauhaus Stadt: Cada edificio es un invento 

Esta que ven aquí es la primera fachada cortina (hecha de acero y cristal) que se construyó en el mundo. Desde hacía años se construían invernaderos, estaciones de trenes, industrias y pabellones para plantas exóticas de acero y cristal. Pero las fachadas de los edificios donde la gente pasaba su día a día eran un montón de piedras en las que se apoyaba el edificio con algunos huecos para las ventanas

Cuando esta gente decidió poner una fachada ligera al edificio se encontraron con un montón de problemas técnicos a resolver. Porque no se trataba aquí de hacer una fachada gótica fija con pedacitos de cristal unidos con plomo sino una fachada de uso. ¿Cómo se sostiene todo ese tinglado? ¿Cuán grandes pueden ser los cristales para que la gente vea hacia afuera? ¿Cómo se sostienen los cristales, cómo se cambian cuando se rompe uno? ¿Cómo evitar que el frío congele a la gente dentro o incluso cómo abrir tantas ventanas sin perder medio día en el intento? Cientos, miles de preguntas sin respuestas y sobre todo nadie a quien preguntarle. 

Walter Gropius y su tropa eran artesanos, mecánicos, gente de pensamiento técnico. De ahí su frase «cada edificio es un invento». Un arquitecto no se limita a poner colores, cortinas o hacer renders (ups, eso fue un golpe bajo). Un arquitecto es un inventor, una persona creativamente técnica o técnicamente creativa.

Por eso aquellos ARQUITECTOS inventaron entre otras cosas los bloques de hormigón hueco, mejores aislantes de la temperatura que las piedras o ladrillos macizos usados hasta el momento, mecanismos para abrir todas las ventanas, radiadores alimentados por agua en vez de la  tradicional chimenea de carbón que terminaba tiñendo de negro las ya oscuras casas, ladrillos de cristal, bañaderas. ¡Hasta el detalle del cristal para abrir la vitrina con la que jugué de niño fue inventada por esta gente! Este edificio resultó una exposición viva de mil inventos que cambiaron la arquitectura y la hicieron más vivible y además, económica.

Ser los pioneros en el diseño les permitió u obligó a cubrir otras áreas del diseño. No solo diseñaron edificios. Hicieron también muebles puertas y hasta los picaportes que luego en la exposición de Barcelona Mies Van der Rohe resumió en el pabellón alemán que dejó a todos con la boca abierta.

Dessau Bauhaus Stadt: ciudad de la arquitectura

Así fueron los años del nacimiento del movimiento moderno en la arquitectura. Y este edificio es posiblemente la cuna de todo lo que vino después pues la historia del movimiento moderno recién comenzaba. Cuando los nazis llegaron al poder e hicieron insoportable la vida en este país, muchos de estos “arquistas” se fueron a Estados Unido. Allí siguieron reinventando la vida moderna. Mies Van der Rohe diseñó el Seagram Building en Nueva York en 1955 y la futura sede de Bacardí en Santiago de Cuba. Este último coincidió con el triunfo de la revolución y este señor, que había vivido una historia parecida años atrás y había sobrevivido para contarla, se echó los planos bajo el brazo y los convirtió en la Nueva Galería Nacional que conocemos en Berlín.

Si este edificio hablara podría contar como los bombardeos aliados destruyeron el 80% de Dessau mientras que él (el edificio del Bauhaus) sólo perdió la fachada de acero y cristal (otro punto para el hormigón armado). Luego vinieron años de reparaciones al trozo modo, cambios durante la primera etapa de la RDA, hasta que en 1976, para su 50 cumpleaños se le devolvió la imagen original, pero en aluminio porque aquella gente tenía muy buenas intenciones pero andaban cortos de dinero.

Finalmente en 1996, tras años de la Reunificación se hizo una remodelación como Dios manda y así debe haber quedado que la UNESCO le otorgó la categoría de Patrimonio Universal edificio. A partir de entonces Dessau pasó de ser un pueblito en el culo del mundo a ser «Dessau Bauhaus Stadt» (ciudad Bauhaus). Esto se llenó de todos esos armatostes pseudo modernos con cien años de retraso construidos por artistas de poca monta y hippies de la arquitectura en sandalias (al menos estos no llevan medias) a la sombra de la tropa de Gropius. 

Hoy aquí no se pone un clavo sin tener que convencer a medio pueblo de la necesidad de colgar el cuadro. Desde hace varios años, el edificio está bajo reparación capital. Con vistas a su cien cumpleaños los historiadores están reinventando el edificio de 1926 con las técnicas modernas sin desmerecer u opacar la obra de Gropius y sus colegas.

Y ahora que tienen más elementos para escoger los estudios que quieren cursar mi hijo ha decidido definitivamente que nada que tenga que ver es lo suyo, pero su hermana, aunque todavía le quedan dos años para decidir, salió de allí con un brillo en los ojos que yo conozco.