La geometría de toda la vida

La geometría de toda la vida

Hace treinta años y tantos años me dí a la tarea de elaborar el modelo tridimensional del Hotel Meliá Habana. No tengo noticias que hasta ese momento se hubiera hecho algo así, en producción, en el país.

Tampoco es que los software y el hardware de la época permitieran mucho más. Una Pentium y sus 32MB de RAM demandaban de mí, más paciencia que habilidad para tal empresa. Un par de meses más tarde tenía seis o siete imágenes fotorrealísticas (al nivel de aquella época, claro) en mi mano. Luego los modelos 3D pasaron a dormir el sueño eterno en algún disco duro.

Uno de los méritos que tiene el proyecto del Hotel Meliá Habana es haber sido el primer proyecto construido, hecho completamente en CAD en el país. Hablo de arquitectura y todas las especialidades. Hasta ese momento y hasta bastante después, para hacer un proyecto hacía falta un edificio lleno de dibujantes y mesas de dibujo y mucha, mucha paciencia. Y no solo en Cuba.

En 2003 un estudio de arquitectura australiano en Singapur me abrió las puertas gracias a los 400 planos de detalles hechos en CAD, pero no le hicieron swing a las imágenes fotorrealísticas. Fuera de Cuba nadie paga horas-nalgas a un arquitecto para ver cómo se ve una casa. Para eso hay empresas de publicidad con decenas de diseñadores, animadores y hasta actores y contactos para hacer un spot televisivo a la hora pico en televisión nacional.

Desde entonces y hasta la fecha he modelado 3D como hobby en casa, como un pitcher que calienta el brazo. Así fue hasta hace tres meses, que leí un anuncio de una empresa interesada en contratar un arquitecto que supiera de qué tamaño es un ladrillo, tuviera experiencia en BIM y además entendiera la tercera dimensión en CAD. 

En el anuncio había un error, porque lo que ellos y muchos llaman 3D-CAD es la geometría de toda la vida. Sin conocimientos de geometría, un arquitecto es como un orangután frente al tablero de una nave espacial. 

Tres meses he necesitado para diseñar y crear la versión ¿final? del esqueleto metálico de un edificio. Normalmente la parte que a nadie le interesa ver. Pero hoy, al ver el resultado, han decidido ¿por qué no? dejar la estructura metálica espacial a vista y darle un toque high tech a la cosa. De paso se ahorran un huevo en falsos techos y revestimientos. 

Todo con exactitud milimétrica, «Millimeter Genau» como dicen los alemanes. Porque en este caso el modelo 3D no es el final del camino sino el comienzo, una herramienta de diseño para armar el proyecto de detalles. Esa es la diferencia entre un arquitecto y un ilustrador.

Comenzamos ahora con la impresión 3D de todas las uniones escala 1:10 de manera que los especialista de estructuras y de fachadas puedan entender, posicionar y dimensionar cada elemento. Una desviación de medio grado en un elemento puede causar que treinta pisos más arriba una fachada completa no sirva. Y como dije, vale un huevo.

Todo esto, gracias a la geometría de toda la vida. He tenido que echar mano a todo el programa de estudios impartido por aquel profesor gigantesco de geometría descriptiva Pedro Gispert. Teoría de las intersecciones, planos, desarrollo de figuras espaciales, sombras, extrusión, reflexión y el copón divino. Todo lo que me enseñó probablemente el profesor más querido y respetado por alumnos y profesores en los muchos años que impartió clases en la facultad de arquitectura de La Habana.

Estoy seguro que si él pudiera leer este agradecimiento solo repetiría aquella frase que hizo famosa: «Felicidades y adelante».

A él, al profesor Pedro Gispert mis eternas gracias. 

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