Teoría de «El mono y la cadena»

Teoría de «El mono y la cadena»

«¿Indignación, encabronamiento, engaño? Todo junto siento.»

Esto es solo una frase que resume el artículo «Otro palo. Otra decepción. Otra catarsis«(3) publicado el día 9 de diciemnre en el diario Tribuna de La Habana. Una catarsis le llama la periodista, pero bien puede ser el día a día de cualquier cubano de la isla.

Muchos ven en él un artículo atrevido en un país que vive tras las rejas del pensamiento, para mí es una buena ocasión para explicar la Teoría de «El mono y la cadena». 

La cadena

Está claro que aquello ya no es un país sino una máquina de moler sueños. Un lugar que ha reducido a su gente al instinto más animal, donde la única tarea es la búsqueda de alimento, la búsqueda de nuevos pastos en una tierra desértica.

Ni siquiera sus más rabiosos defensores del sistema de aquella isla escapan a la hecatombe aunque se esfuercen en demostrar lo contrario. Es solo cuestión de tiempo hasta que la máquina los acorrale. Cada palabra de este artículo sale del alma, describe con exactitud el viacrucis de una señora de 67 años que lucha con “aquello” y con dolores en sus rodillas.

«Hace mucho tiempo que me levanto cada día esperando un nuevo y desgarrador palo de la vida, una nueva decepción ante lo que me rodea, y veo cómo no hay una acción concreta para parar tal desenfreno que deja en los rostros de mis amigos, de mis vecinos, de mis compañeros que no viven en ABUNDANCIA»(1)

Pero siempre hay un pero. Hasta en los momentos extremos el instinto de conservación toma las riendas. Una cosa es mostrar dolor y frustración sin tapujos en la prensa y otra ponerle nombre a la causa, emplazar a los responsables.

El mono

Un par de párrafos más adelante aparecen «los burócratas» capaces de desarticular el país. Los malos de la película, los ocultos, los sin forma y sobre todo los sin nombre. Una nebulosa a mitad de camino entre el gobierno central y el PCC de un lado y el pueblo del otro. Los únicos capaces de malinterpretar y destruir las buenas intenciones de la máxima dirección del país y por si fuera poco le hacen favores al enemigo, los omnipresentes americanos (2). 

Estoy seguro que este artículo en sus inicios era mucho más duro. Menos desgarrador y más crítico. Estoy seguro que llegado el punto de releer encontró los nombres Castro, Gil, Canel y su instinto de conservación advirtió del peligro. Señalar con el dedo  a los responsables de la catástrofe cubana, poner al descubierto su incapacidad podría tornar la situación agobiante del país (la cadena) en algo pasajero comparado con la respuesta del gobierno (el mono).

Y por eso una llegado a este punto, nuestra periodista, o su instinto de conservación, aplicó los frenos, echó mano a la teoría de «El mono y la cadena» , borró todo aquello y comenzó de nuevo.

—–

  1. «Abundancia» en términos periodísticos cubanos es tener uñas postizas, un ventilador de techo o comer tres veces al día.
    Nunca es el Mercedes Benz del Benjamín de los Castros, ni las fiestas alrededor de la piscina adornadas con langostas. Abundancia tampoco son los viajes de la «no-primera Dama» a comprar «pulovitos” de piratas y otras pacotillas. Y muchísimo menos el palacio que habita hoy en La Habana la familia de aquel que nació sin casa.
  1. Imagino que los americanos (alias el enemigo) a estas alturas el único gasto que hacen en el problema Cuba es comprar Pop-corn y ver cómo sus ineptos dirigentes deconstruyen (alias descojonan) el país. “My man!” gritan en Wall Street cada vez que Gil airea una de sus teorías económicas en la televisión. Y hoy se rompen la cabeza tratando de saber que cojones significa: “lof can onli bi ripei wij los”.
  2. El artículo se llama «Otro palo. Otra decepción. Otra catarsis» búsquenlo en Tribuna de La Habana. No pongo el link porque ya alguien lo puso y el almendrón que tienen por servidor se fue del aire. Así que denle suave.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

About:

Teoría de «El mono y la cadena»

Categoría: Blog, Cuba, Opinión Etiquetas: ,