Mínimo común dinosaurio

Mínimo común dinosaurio

Declaro que aprendí el concepto de “Mínimo común denominador» (en adelante MCD) en tercer o cuarto grado de primaria, o sea, de niño. Lo aprendí bien.

Me complace comunicaros que ayer, varias décadas más tarde, al fin encontré una aplicación práctica al MCD.

Estaba yo enfrascado en decidir el tamaño de las piezas de azulejos para los baños en un proyecto y se me ocurrió que — échate esto—  si coloco todas las paredes una junto a otra, las mido y luego encuentro un número común por el que las divida en partes enteras, obtendré un tamaño de azulejo que las cubra sin cortar ninguna pieza.

Con el uso del mínimo común denominador no sólo logro que se vea mejor sino que además significará un ahorro inmenso de materiales (2). 

—¡Eureka! — exclamé y partí a compartir tal idea con mi jefa.

Ella escuchó mi teoría sin interrumpir, como dictan las buenas costumbres germanas y una vez que terminé me miró como si yo fuera un griego. Un griego de los muy antiguos, de los de la escuela de Fidias. No por la exclamación de alegría que acababa de soltar sino porque a estas alturas del siglo que transcurre ya los azulejos son demodé. Vamos que además de cheos, son un asco según dictan las buenas normas germanas —Deutsche Industrie Normen, DIN les llaman.

— Rafael —dijo con la misma paciencia con que mi madre me enseñó a usar el tenedor y cuchillo y yo por instinto de conservación me coloqué fuera del alcance del gaznatón— los azulejos no son “geignet” para usar en las paredes de un centro de salud.

Yo debo haber puesto cara de dinosaurio confundido pues mi jefa, en un esfuerzo de compasión, bajó la varilla hasta la calle, tres pisos más abajo de la oficina: ¡“Geignet”, adecuado! ¡Que no están permitidos coño! (3) ¡Que para eso existe el Glasflies! (1)

¡Y fue así señoras y señores, como el “mínimo común denominador” volvió a la gaveta de las cosas que no sirven pa’ un carajo!


  1. Glasflies es uno de esos materiales que te ponen en tu sitio, a la derecha de los dinosaurios. Es algo así como un “papel” de pared, pero de fibra de vidrio. De manera que microbios, bacterias, cucarachas y otros bichos no tienen la más mínima oportunidad. Es la explicación por la que los centros médicos aquí parecen casas de espejos.
    Ya sé que algún listo dirá: ¡Ah, eso yo lo conocía, lo usaron en la casa de mi tía-abuela allá en  la Víbora en los años 40! ¡Na! De eso nada colega. Esto es una tecnología patentada hace un par de años por BASF, la industria química alemana. Así que venga y siéntese aquí junto a mi y mis amigos dinosaurios en el banco del subdesarrollo. 
  2. A principios de los 90 ya el arquitecto Abel García dimensionó los bungalows del Hotel Sol Palmeras en una red de 30×30 cm que después usó como losas.
    No contento con esto subió la parada en el Hotel Meliá Habana y moduló todas las dimensiones del edificio en una red espacial de 30x30x30 cm. Al principio esto me pareció una idiotez, pero como yo necesitaba el trabajo así lo hice. Tal decisión resultó en un ahorro del 15% de piezas de mármol. En un edificio de 55 mil m2 significó un ahorro por encima de los 8200 m2 de mármol.
    En este proyecto en Alemania, estoy haciendo el proyecto de detalles de un anteproyecto comenzado por otro arquitecto. Viajo en la dirección contraria por eso intentaba buscar un azulejo para unas dimensiones ya establecidas. 
    Lo cual demuestra que Abel García era un arquitecto fuera de serie. 
  3. Los alemanes no dicen “coño”, mucho menos mi jefa. Ellos dicen Scheiße o sea mierda, pero eso no lo habríais entendido (4).
  4. “habríais entendido”, “comunicaros”, después de varias décadas he aprendido a usar esas gallegadas. A diferencia de las matemáticas si le he encontrado uso diario.

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