Flan tester
Sabes que te estás poniendo viejo cuando, después de meterte el día en la cocina, en vez de sentarte y disfrutar acosas a los demás comensales todo el tiempo preguntando si les ha gustado la comida, si está bien de sal, si les ha gustado la comida, si está muy fría o muy caliente, si les ha gustado la comida, si desean más salsa o incluso si les ha gustado la comida.
El hambre propia se vuelve secundaria. No solo de tanto probar el punto de sal o de azúcar en lo que haces sino porque en mi caso un mal cálculo en las medidas me hizo preparar dos veces más masa para flan que la capacidad del molde que tengo. Si tal hecho hubiera pasado a mi madre, allá en la casa de “los muchos” habrían sobrado voluntarios para reparar el exceso. Tristemente aquí tuve que asumir mi propio error y empinarme casi un litro de masa de flan de coco-spekulatius.
Poniendo a un lado las cosas tristes, este año he logrado varias cosas buenas:
- He logrado mi primer congri con sabor y color como Dios manda. A pesar de haber hecho mil veces frijoles negros nunca había logrado hacer este plato. La razón o excusa, fue siempre la falta de tiempo que me llevó a usar frijoles de lata, previamente cocinados. El congrí de frijoles de lata debe ser ilegal, como la pizza con piña para los italianos, la mezcla de vino y coca-cola para los franceses, la cerveza de lata para los alemanes o el café americano para los cubanos. Simplemente no se hace, NO-GO.
- He hecho mi primer “picadillo a la habanera” según la norma cubana de antaño con Alcaparras y todo. La nota vergonzosa de esto fue que en el momento de comprarlas olvidé completamente el nombre de las alcaparras y le pregunté a la señora española de la tienda si tenía “almorranas”. No me habría dado cuenta de mi error de no ser por la carcajada del joven a su lado o peor aún la cara de la señora. Para esos casos, recomiendo ponerse el traje de extranjero y comenzar a hablar inglés, francés o creole.
El punto culminante de una cena de navidad es el postre. Mis abuelos y tíos fueron reposteros antes de la revolución y mi madre se encargó de seguir la tradición con dulces caseros, pudines y sobre todo flan. Llegado mi turno, visto que en Alemania los dulces caseros se limitan a las tartas (Kuchen) me dí a la tarea de hacer flanes para mis hijos.
Tenía intención de hacer dulce de toronja o de frutabomba pero me dió pereza. Eché mano al flan que no tiene misterio.
He hecho flanes de todos los sabores imaginables por años. De huevo, de coco, chocolate, café, naranja, calabaza, tamarindo (una mierda), spekulatius (esa mezcla de especias a base de canela, piel de naranja, piel de limón, cardamomo, clavo, cilantro, nuez moscada que se usa para hacer las galletas de Navidad) y por supuesto la combinación de varios de esos sabores.
A tal punto ha llegado la afición de mis hijos por el flan que posiblemente no haya persona de su edad en este país que haya probado más que ellos este dulce. De ahí que la parte alemana que llevan dentro, les ha llevado a catalogar y dar una calificación a cada flan que prueban en una escala de 1 a 10. Una escala tan exigente que los pocos restaurantes que ofrecen flan en Berlín reciben notas de 1 ó 2 puntos de 10. En mi caso, mis mejores marcas habían sido de 7 por un flan de café y 8 por mi Spekulatius-flan. Mis hijos no se dejan sobornar.
Y a lo que iba, estas navidades he alcanzado 8,5 de 10 por este flan de coco-spekulatius.
En sus comentarios me han dicho:
“el sabor de la masa es perfecto, pero la presentación ha fallado. La distribución del polvo no es uniforme y los pétalos de la rosa al sacarlos del molde han perdido su bordes, no son perfectos”.
Flan. Galería
- En el momento de desmoldar el flan me dí cuenta de mi error. En el pasado había logrado una teminación perfecta usando el truco de bajar la temperatura del flan hasta el punto de congelación, de manera que sus aristas fueran lo suficientemente duras como para soportar el desmolde.
- En este tipo de moldes no se puede usar caramelo para evitar que se pegue al morde pues la masa no podría llenar los pequeños espacios ocupados por el caramelo duro. Como resultado, el flan no copiaría la forma (se puede ver en algunas de las fotos.