¿Una guerra mundial?
Crecimos en un mundo al borde de la guerra mundial. Un día las sirenas en Berlín o La Habana te levantaban sobresaltado, y después de dos días de conversaciones todo volvía a la normalidad.
Vivimos probablemente uno de los períodos de paz más largos de la historia de la humanidad; décadas de forcejeo, que nunca pasaron a mayores. Con soviéticos y americanos gastando tiempo y recursos en construir el arma más disparatadamente grande pensada solo para impresionar al contrario. Era un juego caro, al que llamamos guerra fría, pero que nos permitió dedicarnos a cosas menos violentas.
Esa paz trajo desarrollo. Solo hay que ver cómo ha avazado la humanidad desde 1945 a la fecha. El mundo está lejos de ser perfecto, pero es indudablemente mejor. El nivel de vida se elevó en todo el planeta. Probablemente sea el período en el que más personas y países salieron de la pobreza.
El problema es que la continua ausencia de violencia parió generaciones cada vez más débiles y el mundo se llenó de políticos mediocres acostumbrados a lidiar con problemas menores, incapaces de ver el problema que se creaba a largo plazo.
Hace unas semanas Putin despertó al mundo de su letargo a golpe de violencia.
Putin y su guerra es solo el síntoma. La causa es la ausencia de estrategas occidentales que comprendan que la violencia es parte intrínseca de la naturaleza humana. Que las guerras no se evitan con buenas palabras sino cuando cada parte teme la respuesta de su oponente.
Ucrania cometió un grave error al desactivar sus armas nucleares en 1994 a cambió de una promesa de no agresión y de ayuda en caso de ser atacada. De no haberse dejado llevar por el buenismo occidental, esas armas nucleares habrían garantizado la paz. Habrían sido la única razón para evitar la agresión.
El argumento de la OTAN de no inmiscuirse para evitar una tercera guerra mundial cada vez se sostiene menos. La guerra ya ha empezado y da igual con qué nombre se recoja en los libros de historia. GUerra mundial o no, el mundo de los ucranianos está siendo borrado y nadie puede negarlo.
También el mundo de tranquilidad europeo ya es historia. La base rusa de misiles de Kaliningrado, tiene capacidad de alcanzar cualquier ciudad europea en minutos. Eso ya es una guerra mundial y su arma más poderosa es el miedo. Putin no nos teme, le basta levantar la voz para paralizar por miedo a occidente.
El miedo tiene paralizado a oHemos perdido la guerra mundial antes de empezarla. No por falta de recursos sino por la falta de políticos de los de antes. Por falta de gente como Churchill o Roosevelt.
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