Prosperidad
He dedicado casi toda mi carrera al diseño y construcción de hoteles. Inversiones que requieren mucho dinero. Estar en ese mundo me ha dado la posibilidad de conocer unas cuantas gentes con plata. Podría decir que el dinero me ha picado cerca, pero nunca ha dado en el blanco, pero esa es otra historia.
A lo que iba, todas las personas que han conocido la prosperidad que he conocido, absolutamente todas han sido muy buenas personas. Gente de muy buen corazón, prestos a ayudar a quien se esfuerza, de darle la posibilidad de pararse a quien ha caído. Gente que, mejor que darte dinero, te abre una puerta sin esperar nada a cambio.
- Hasta hace dos días 19 hoteles en Berlín habían cerrado sus puertas para acoger refugiados.
- En la estación central de trenes hay constantemente gente parada con carteles en inglés anunciando habitaciones para acoger personas sin esperar pago alguno.
- Cientos de personas Berlín, que tienen apartamentos o casas en Airbnb las han retirado y las han puesto a disposición de esta gente.
Y eso me hizo recordar aquella canción que dice “Tener no es signo de malvado y no tener tampoco es prueba de que acompañe la virtud”.
Las fotos son tomadas por mí en la estación central. Signos que indican el camino hasta la gran carpa fuera de la estación donde se registran y de donde pueden ser recogidos por amigos, conocidos, familiares, gente que los quiere ayudar o tomar los buses que los lleven a otros lugares para pasar la noche o directamente a otras ciudades.
A diferencia de lo que se pueda alguien imaginar, es un camino lleno de lágrimas.
Trabajo actualmente en un proyecto que pertenece a una familia con una fortuna inmensa en bienes raíces. Hoy me han dicho, con la mayor naturalidad del mundo, que cierran uno de sus hoteles con capacidad para 120 personas y a partir del sábado lo ponen a disposición de los refugiados llegados de Ucrania.Y no son los únicos. La ayuda es en la medida de sus posibilidades, sin esperar nada a cambio, ni anunciarse méritos
