Elecciones en Alemania. ¿Alternativa?
En el bus de las 7:48 pasan muchas cosas. Solo hay que levantar la vista del móvil y prestar atención.
Hoy por ejemplo, el niño que viajaba en el asiento tras de mí, tocó con el codo a la madre a su lado y ambos rieron discretamente al ver al hombre que esperaba en la acera. Un tipo en traje negro y gafas oscuras, paraguas exageradamente grande, negro también, espera en la parada. Una camisa blanca perfectamente planchada completa su elegante atuendo. El tipo es negro, imponente, atlético. Recuerda el Will Smith de «Men in Black». No veo motivos para la burla y vuelvo a lo mío. ¡Ah mira! Viajo nuevamente con mi amigo Kitsch, el de las luces de colores.
La guagua viaja inusualmente llena, es la primera semana del curso escolar. Las autoridades y los padres se han empeñado en volver a las clases presenciales a pesar del aumento lento de los casos de Covid en las últimas semanas. ¡Que vayan a la escuela a ver qué pasa! Cuando empiecen a enfermar ya regresarán a las teleconferencias. Y yo tendré más espacio disponible en mis viajes mañaneros. Mientras eso llega todos los asientos están ocupados y la gente se amontona a todo lo largo del pasillo. Todos los asientos menos este aquí a mi lado.
Siempre fue así desde hace veinte años. ¿Racismo, temor? Nunca lo sabré. No puedo ir preguntando el por qué no se sientan a mi lado. Cualquier otro habría saltado a las barricadas o creado una sucursal de BLM en Alemania, pero a mí me da lo mismo. Un tipo como yo, cuya estatura sobrepasa la media alemana agradece el hecho, da las gracias a sus coviajeros (¿eso existe?) y viaja literalmente a piernas sueltas. Si el mundo te da la espalda tócale el culo. Simple.
El bus abandona la parada y espera en el semáforo. En la luminaria una publicidad política prepara el camino para las próximas elecciones en Alemania. Han llenado la ciudad de pasquines. Esta de aquí es del AfD, Alternative für Deutschland, en español Alternativa para Alemania. Más claro, los nazis.
Este país se va al carajo cuando tales partidos se presentan a las elecciones, piensan muchos. Eso es lo que hace este país grande, pienso yo. Es el verdadero sentido de la frase «Con todos y para el bien de todos». No son enemigos, son alemanes con otra visión del mundo. Su visión.
¿Y qué pasó con el niño y la madre? dejaron atrás al hombre de negro y están en otra cosa. En lo suyo. Ese es el problema de este país, la gente ríe y vuelve a lo suyo. Mientras tanto semejante partido ha llegado al parlamento.
Dieciocho porciento de las personas que caminan por estas calles son extranjeros o descendientes de ellos. En Berlín la cifra es más alta. Solo hay que echar una ojeada a mi bus. Si seguimos cada uno en lo suyo, este país se irá al carajo. El veintiseis de septiembre próximo toda esa gente y podremos votar por una mejor alternativa. La alternativa de integrar aún más a esta nación al mundo.
Que no solo de Sauerkraut vive el hombre.