Chocolate blanco.

Normalmente un bus en la mañana de Berlín es un lugar tan tranquilo que la gente dormita. Normalmente, pero ha empezado el curso escolar.

Un chico de 17 o 18 años sube. Desde mi posición puedo detallar su cadena dorada, la gorra de los yanquis en letras también doradas. Muy kitsch Su caminao es un balanceo exagerado de izquierda a derecha que haría morir de envidia a Pedro Navaja. Su mano libre hace todo el tiempo aquel signo que para mi era de tarros. Es como un Cheo 2.0

Viene a sentarse frente a mí este tipo duro según sus propios standards. Culirosado. Probablemente haya matado (de aburrimiento) a otros tan malos como él. Va oyendo música con unos audífonos on-ears de mierda que deja escurrirse la música mierdera que oye por toda la guagua. Y despierta a aquellos que aprovechaban estos minutos para terminar el sueño.

Oye, si el reggaeton te parece malo deja que lo oigas de despertador en idioma alemán. Es pa cagar.

Impone su bulla y eso aquí es no-go. Ya le pidieron que baje la musica pero el tipo le da una vuelta a la situación. Los ignora y pone la cara de tipo más malo de su repertorio. Y entonces mi móvil detecta sus audífonos. Esto del bluetooh es la leche. ¿Qué hago me dice? Su imagen me trae a Chocolate MC pero en blanco. Y mi venganza tiene la forma de una palabra: ¡Bajanda! .

Ahora puedo oir el cambio de música desde mi posición al rey del reparto. El tipo se vira, pero estoy ocupado mirando a aquella chica que pasa por la acera, él busca en su móvil. Pasa su vista con cara de malo sobre la gente.

Y yo me divierto oyendo «El palón divino».