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Covid en Alemania
Llevamos un año luchando con la pandemia del Covid y lo único que nos separa del principio es que estamos mucho más cansados y el número de personas contaminadas, sanadas y fallecidas es mucho mayor que hace doce meses. Pareciera que remamos con el bote amarrado a puerto.
Es algo que más o menos se repite en cada país, aunque algunos ya divisan la luz al final del túnel pero no es el caso de Alemania
Finalmente esta semana aquí ya se anuncióque dentro de unas semanas el país finalmente podrá acelerar la vacunación hasta un ritmo de 10 millones de personas por semana a principios de Junio.
Pero por qué ha sido tan difícil llegar a este punto en un país que se precia de ser el sumum de la organización?
En la televisión se suceden los debates, las proposiciones inundan los podcasts, en Youtube hay cientos de expertos alemanes mostrando gráficos, estadísticas, cálculos y todos se han estrellado contra la realidad.
Cuando Angela Merkel dijo hace una semana “debemos cambiar el rigor alemán (Deutsche Gründlichkeit) por la capacidad alemana de improvisar, recordé la siguiente anécdota: en mis primeros días en este país organizábamos una fiesta y ¡oh Dios! no teníamos aceite para la ensalada. Yo señalé la botella de aceite de girasol sobre la mesa y recibí una clase magistral acerca de los diferentes aceites y sus usos: para freír, para ensalada, para potajes, para usar en el sandwich… ¡No es posible! -Pero es domingo y las tiendas están cerradas, así que o usamos ese aceite o hay que tragarse la ensalada en seco – respondí.
Ese ejemplo doméstico es el mismo a nivel nacional y quienes mejor lo vemos, desgraciadamente, somos aquellos que hemos venido de fuera.
La generación de políticos alemanes no ha visto una crisis en su vida. Una de verdad, de vida o muerte, con la oposición arriba de un tanque, el ejército amenazando volar el parlamento, el país parado y sin un peso en el bolsillo para nada. Por el contrario, legislan en condiciones ideales, en una sociedad muy estable, con una oposición que ni siquiera dice malas palabras, con una industria potente, con un empresariado con una ética altísima y dinero suficiente para hacer realidad los planes más ambiciosos. Toda su vida ha sido un “legislar sobre lo legislado”, ajustar un tornillo aquí, apretar otro allá de una máquina que anda sola.
De hecho, si los políticos alemanes no existieran, probablemente el país seguiría funcionando varios meses sin mayores dificultades. No es que se les extrañe, la verdad.
El problema es que con el Covid no hay nada escrito. Hay que improvisar todo el tiempo, tomar decisiones por el camino y el trasatlántico alemán no está capacitado para frenar y cambiar de rumbo en cuestión de minutos. Es por eso que en Junio seremos los campeones mundiales de la vacunación. No hoy, en Junio.
— ¿Significa que de aquí a Junio morirán unos cuantos más?
— Sí, eso está también planificado.
— ¿Y si compramos un lote de vacunas a Rusia o China para cubrir estos dos meses y evitar esas muertes? Dinero tenemos.
— Imposible. Esas vacunas no tienen la autorización de la comunidad europea para su uso aquí.
— ¡Pero están probadas en decenas de millones de personas en África, Latinoamérica y Asia!
— Pero lo establecido es que la EU apruebe las vacunas y eso lleva su proceso.
— ¡Hallo! Esto es una CRISIS.
— Lo sabemos, pero si comparas este país…. (y ahí te mete una perorata de lo bien que pasamos la primera ola, olvidando que fue un milagro de Dios y no del hombre que el agua no llegase al cuello en Alemania el verano pasado)
Los políticos alemanes no saben lo que es una crisis, por tanto no pueden actuar de manera diferente y no hay tiempo para el papeleo. Por eso Hungría donde los políticos los hacen de otro material, tomó la decisión de dejar la tontería a un lado y comprar vacunas a Rusia porque la cosa es salvar vidas a como dé lugar.
Mientras tanto, acá iremos otra vez a Lockdown, usaremos máscaras por los siglos de los siglos, veremos crecer el número de fallecidos hasta Junio como quien pone el cronómetro del horno para asar un pavo, trataremos que ninguno de los nuestros esté entre las bajas y rezaremos porque no aparezca otra cepa que adelante el apocalipsis y se vaya todo al carajo, incluida la planificación y nos deje a estos cabrones, los políticos alemanes.