Berlín de noche. Galería de fotos
El fin del primer mes de mi retorno a la arquitectura coincide con una excursión organizada por la oficina. Berlín de noche vista desde las aguas del río Spree es la mejor manera de celebrarlo.
Han sido para mí treinta días viviendo de susto en susto. Han pasado muchas cosas:
- Google es mi amigo. Unas veces para traducir, otros para buscar una norma que no conozco.
- Si piensas que los alemanes tienen una norma para cada cosa estás equivocado.
- Los alemanes tienen tres normas para cada cosa y cada cosa la dividen en tres.
- Cuando los parlamentarios se aburren, cambian una de las normas, pero no dicen cual. tienes que leer las doscientas páginas del informe, para saber que cambiaron un acento.
- He visto técnicas de construcción del siglo XXV. No creo que pueda innovar aquí.
- Alguien ha dicho que AutoCAD es historia antigua y lo peor es que me lo han demostrado. No me han dejado lugar a dudas.
- Recuerdan los arquitectos cubanos aquel libro inmenso -literalmente- el Neufert. Vive cubriéndose de polvo mirando su propia versión online me ayuda.
- Soy un dinosaurio
Pero no todo es amargo:
- Mis colegas escuchan, aún cuando sepan que estás hablando mierda.
- He comenzado a tomar café en cantidades industriales.
- Con muchazuca.
- He descubierto un restaurante turco donde se come muy bien pero mis colegas prefieren la cantina alemana de la universidad cercana. 🙁
- He aumentado ya dos kilos.
Aún en su intensidad, ha sido un mes de alegría. La satisfacción interna de saber de lo que estoy hablando y hacer lo que me gusta
Berlín de noche desde el Spree
Hemos visitado una obra del estudio de arquitectura recién terminada y luego una cena en barco a través del río Spree, que más que partir la ciudad en dos, él y todos sus afluentes y canales; son sus venas. Cientos de embarcaciones surcan sus aguas al día; unas repletas de excursionistas, otras de materiales de construcción, otras pocas esperan mercancías en la zona del puerto.
Tres horas en barco, atravesando sin prisa la ciudad. En un recorrido que nos llevó desde un costado de la Freie Universität hacia el norte en dirección al castillo de Charlottenburg, que en otro tiempo fue residencia de verano de los Hohenzollern y hoy es un museo impresionante.
Luego a través de la zona del puerto -sí, Berlín una ciudad a 300 kilómetros de la costa más cercana, tiene un puerto- hacia el oeste en dirección al centro para disfrutar la vista de todo lo nuevo que se ha construido desde 1989. La nueva estación central de ferrocarriles, los edificios del gobierno, la casa del parlamento y al final el imponente Reichtag.
De regreso, vemos de cerca la casa de las culturas del mundo, una versión pequeña de «La mariposa» de la ciudad deportiva de La Habana -así de bien estuvimos un día- y finalmente tras pasar junto a las impresionantes torres del edificio del ministerio del interior volvimos a echar anclas.
Aunque como ya he dicho, la comida no es el fuerte de este país, esas tres horas y medias divisando un Berlín de noche que no conocía, han valido la pena
Aunque es otoño y la temperatura baja ya más de lo que me agrada, me atreví a salir a cubierta a hacer fotografías. No todos los días se puede ver Berlín de noche desde el agua.
Aquí está la galería de fotos:
